
EL EMPLEO DESPROPORCIONADO DE SAL CONTRA LAS HELADAS EN ESPAÑA SUPONEN UN DAÑO ECOLOGICO QUE COSTARÁ MUCHO REPARAR.
El uso masivo de sal en las carreteras y vias publicas para combatir la nieve y el hielo constituyen un riesgo ecológico en desuso en otros países europeos.
De acuerdo a algunos estudios científicos a los que ha tenido acceso sacapartido.com, se calcula que el empleo de sal contra las heladas es el responsable de la muerte del 90% de los árboles en algunas grandes ciudades europeas. De ahí que cada vez más municipios europeos, debido al impacto ecológico, rehusen el empleo de sal y empleen otros sustitutos.
Algunas alternativas pueden ser arena, ceniza o gravilla, que tienen como ventaja frente a la sal ser más biodegradable, menor coste y con una eficiencia similar , ya que logran sin dañar el ecosistema derretir el hielo sobre las calles en un plazo similar.
En algunos casos se han detectado consecuencias negativas sobre la salud de animales y personas, provocados por el polvillo resultante cuando se seca la sal. Lo que está comprobado, es que el uso masivo y descontrolado de cantidades ingentes de sal para combatir las nieves y heladas, acelera por otro lado la corrosión en el pavimento de las carreteras, así como en los vehículos y otras construcciones civiles de hierro como puentes, túneles o pasos. Su reparación será una factura que seguro llegará con un alto precio a pagar.
Baste recordar cierta normativa en una ciudad como Berlín, donde los ciudadanos están obligados a retirar con palas la nieve y el hielo de sus calles hasta un mínimo de 1,5 metros de su propia acera o portal, no a cualquier hora del día, sino ya a partir de las 7 de la mañana (9 en días festivos). Esta práctica berlinesa prohibe el empleo de sal salvo riesgo de ser sancionado con una multa de hasta 10.000 euros.
La vida del entorno verde y en especial de ciertas especies de árboles , capaces de producir cada uno el equivalente a unos 7.000 litros de oxígeno diarios que consumen 9.000 litros de C02 y de filtrar al menos 2 kilos de polvo en suspensión, son más que razón suficiente para la búsqueda de alternativas más sostenibles.
¿ Alguien en España es sensible a este asunto o todo vale con tal de no culpar a nadie del caos circulatorio y el colapso de los aeropuertos, a cambio de las toneladas y toneladas de sal rociadas estos días por la vía pública para paliar unas heladas sin anunciar pero cuyos efectos nocivos caro pagaremos?