jueves, 13 de diciembre de 2018

LA DESCARBONIZACION DE LA ECONOMIA REQUIERE DESCARBONIZAR TAMBIEN EL PIB

La gran prioridad de Europa y del mundo occidental, como estamos viendo en las negociaciones contra el cambio climático, pasa ahora por descarbonizar el planeta y descarbonizar la economía. Así se pretende en todas las cumbres multilaterales como la última de la ONU sobre el Clima en Katowice en Polonia. 

Poner límites a las emisiones expulsadas a las atmósfera, restringir el tráfico  en las ciudades, atajar los gases con efecto invernadero, prohibir los motores de combustión en unos años, así como el empleo del plástico, apelar al consumo responsable y a la economía circular, fomentar las energías renovables… todos son paliativos. 
Lo que no podremos es erradicar nuestra huella ecológica porque todas las actividades humanas tienen su impacto ambiental. Pretende descarbonizar la economía sin descarbonizar el PIB (producto interior bruto) es ilusorio. A quienes llevan años apelando por un cambio de paradigma. Este cambio pasa por animar a las autoridades nacionales a un cálculo novedoso de la renta nacional (PIB) teniendo en cuenta las externalidades del patrimonio natural (ecológico) consumido y/o dañado sin reparar, y que tarde o temprano tendremos que reponer.

En el 2013 vió la luz cierta iniciativa a favor de recalcular el producto interior bruto y su sustitución por un nuevo PIBe, es decir producto interior bruto ecológico. Pero no sólo por cuestiones económicas de valorar financieramente los costes de reponer el stock ambiental dañado, sino también por cuestiones de salud pública.

Seguir pretendiendo que un país como China presuma de ser el país con mayor tasa de crecimiento económico del planeta desde hace más de una década (con una tasa promedio del 11% del PIB anual), mientras es considerado el más contaminante del planeta, es un sinsentido a los principios contables, económicos, políticos y ambientales. Habría que admitir la inversión que tendría que realizar China para equilibrar los daños  ambientales ocasionados y restarlos de la renta nacional. El resultado sería una tasa de crecimiento posiblemente muy inferior al contabilizado actualmente. El nuevo PIBe debería adoptarse como nuevo patrón de medición económica que refleja los costes de reparación del medio-ambiente.

Como bien relata la obra inédita titulada “EL PIBe: el producto interior bruto ecológico” (2013),  existen suficientes argumentos jurídicos que ampararía dicha propuesta disruptiva. En el caso de España, no sólo ciertos articulados en la Constitución España sino también un buen número de leyes y reales decretos, fallos judiciales, directivas europeas y convenios internacionales suscritos que apelan todos ellos a hacer más transparente la información ambiental y por ende, los costes de reparación.  

lunes, 10 de diciembre de 2018

EL ESTADO DE BIENESTAR EN EUROPA ESTA EN CUESTION

La llegada de movimientos y partidos populistas, la desafección por las formaciones clásicas y las fallidas recetas socialdemócratas a los tiempos de crisis ponen de manifiesto una cosa: el estado de bienestar en Europa está en serio riesgo.

Otros fenómenos como la globalización, la digitalización de la economía, la baja natalidad de los europeos y el impacto del cambio climático fomentando también la migración, no han hecho sino acelerar el cambio de paradigma de la “economía social de mercado” (nacida a raíz de la II Guerra Mundial en Alemania para costear ayudas a los más débiles con prestaciones sociales y el welfare state o Estado de bienestar que conocemos).


Las políticas socialdemócratas hacia las clases más desfavorecidas, en ocasiones clonadas también por partidos conservadores o neoliberales, se han mantenido prácticamente intactas hasta la aparición de la más grave crisis económica en Europa en 2008 con la quiebra de Lehman Brothers. 

En el caso de España, nuestro estado de bienestar, flaco en comparación con nuestros socios de Europa central y del norte, también se ha resentido con la implosión de la crisis hasta el punto de haber afectado a  instituciones y la totalidad de formaciones políticas. La aparición del 15M fue el primer brote de descontento social conocido en Europa. A día de hoy, los casos de corrupción -en especial de instituciones públicas, en teoría garantes de la ética de lo políticamente correcto-, han socavado por un lado la confianza de los electores y provocado un revulsivo en la Democracia, dando origen a formaciones extremas, tanto de izquierdas como de derechas, que han acabado con el bipartidismo clásico de forma  similar, aunque por razones distintas en el resto de la UE.

La primavera árabe y los conflictos en determinados países entre ellos Siria, no han hecho sino aflorar el problema de la migración masiva. Otros países subsaharianos se han adherido a las pateras con rumbo a las costas del sur de Europa, poniendo de manifiesto que la UE no es consciente del desafío integral de una especie de invasión masiva de origen musulmán, sino que además la yuxtaposición con la crisis económica y la crisis del euro están dado al traste con las paupérrimas arcas del Estado de bienestar en la vieja Europa.

A día de hoy, los partidos socialdemócratas y socialistas de prácticamente toda Europa, han consignado sus índices electorales más bajos desde el fin de la contienda mundial. Y los conservadores, anclados en postulados que no terminan de conectar con el presente. En su lugar, han emergido  partidos populistas (de un extremo y otro) que son tildados por sus contrincantes de radicales, xenófobos y/o anti-europeístas.

Con este trasfondo, unido al terrorismo islámico, los nocivos efectos del cambio climático, los conflictos bélicos en numerosas regiones, la ola de refugiados, migrantes y su impacto en las sociedades de acogida, la disparidad de criterios a la hora financiar el mayor gasto social a costa de un mayor déficit y deuda públicas, junto con las particularidades del Brexit y el fin del combustible fósil para mitigar las muertes por contaminación, evidencian que los políticos y los electores están abrumados. Pero en algo coinciden: la resistencia al fin de la era del “papá Estado” .



Cada vez hemos de afrontar a tantos frentes (sociales, económicos, políticos, ambientales, digitales y hasta demográficos) que difícilmente se pueden seguir financiando como antaño. La lenta exterminación de los europeos -con sus casi ínfimas tasas de natalidad- se intenta compensar con millones de migrantes de credos diferentes aún a costa de su integración. A esto se suma la 4ª Revolución digital que imparablemente dará un revulsivo al mercado laboral (con la implantación de los robots, la IA, las máquinas inteligentes) y seguramente hasta a la democracia digital (eDemocracy).

Pretender mantener el estado de bienestar tiene un alto coste. Pero más desgaste tiene negarse al cambio de paradigma y superar la zona de confort. La comodidad nunca es buena consejera. Los más atrevidos son vilipendiados en la opinión pública porque cuestionan los intereses de unas clases privilegiadas. Pero no hay punto de retorno. Como no tiene retorno el reto del cambio climático, el fin del bipartidismo y la Industria 4.0.

¿Cómo se financia todo esto? Esta es la cuestión. En  vez de ahondar en el debate, optamos por la confrontación política y social. Porque nos da pánico lo desconocido.  Ya no vale la política ni la religión (cuestionada además por la impunidad de los casos de pederastia) de siempre. En un país como España, ultraconservadora y ultra-moralista hasta poco antes del 2008, hemos pasado a liquidar los valores y principios más elementales con la crisis, la corrupción y el rechazo a las reformas estructurales. La democracia en Europa depende también del estado de bienestar. Definir las prioridades y los desafíos, su financiación y co-pago pero apelando también a la gobernanza, nos obligará a conjugar nuevos verbos. 

El siglo XXI digital y verde debe plantearse muchas cosas, y tolerar la valentía que se enfrenta a molinos de viento en toda Europa. El interés colectivo frente al individual. Los planteamientos socialdemócratas de antaño frente a los postulados de nuevo cuño de democracia digital.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

CREAR LA IDENTIDAD DIGITAL IMPULSARIA LA DIGITALIZACION DE LA ECONOMIA EN EUROPA

Quien más, quien menos… cuenta con una cuenta de correo electrónico, una cuenta en redes sociales. Imaginar que podamos unificar esa misma cuenta general de usuario para interactuar con la administración pública podría dar un empujón considerable a la digitalización de la economía. 

Se podría pensar que cualquier usuario mayor de edad, con DNI, email y presencia en Internet  podría acceder automáticamente a una cuenta de Identidad Digital (eID) homologada por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre y/o por las entidades emisoras del clásico Documento Nacional de Identidad en el caso de España o de sus homólogos en los estados de Europa.



La identidad digital, similar a un DNI digital (eDNI) permitiría entre sus ventajas, conectarse con cualquier organismo público (entidad bancaria y/o plataforma de comercio electrónico entre otros), obviando los tediosos pasos de identificación y autentificación de identidad que el  usuario ha de realizar obligatoriamente ante la Administración, y que en numerosos casos en pro de ciertas garantías de seguridad conllevan a la más absoluta frustración por incompatibilidad de sistemas operativos, navegadores, falta de plugins drivers, fallos del sistema, actualizaciones, obras de mantenimiento en la web oficial, cambio de terminales en el hogar, etc.

La identidad digital europea de todo usuario digital (eID) permitiría de forma particular poder descargar en su propia bandeja de entrada cualquier comunicación, notificación, resolución judicial y/o aviso de la Administración que muchas veces vía CORREOS, BuroFax, mensajeros privados, etc nos llega  casa o no. No sólo las multas de Tráfico, sino también los avisos de Hacienda, Juzgados, Catastro, organismos oficiales, citaciones judiciales, expedientes médicos, etc omitirían con este "sencillo" paso en la era digital los vastos capítulos presupuestarios en recursos humanos, técnicos y financieros dedicados para que muchas veces esas comunicaciones lleguen en papel fuera de plazo, se devuelva a origen o simplemente se pierdan por alguna negligencia ajena a nuestra voluntad. 

El usuario digital con su cuenta de Identidad Digital (eID) recibiría una alerta (al móvil, PC, tablet, mail, etc que así pre-determine) avisando de la llegada al buzón electrónico del contenido de por ej.: una carta certificada, pudiendo descargarla en el momento prescindiendo del papel sin necesidad de tener que acudir a la estafeta de Correos para su retirada en persona previa identificación. Algo parecido ya estamos experimentando desde hace unos años con los recibos de pago de entidades privadas de la luz, agua, gas, teléfono, extractos bancarios, citaciones médicas, etc

Esto no es ciencia ficción. Forma parte de una realidad de un mundo sin papel y de lucha contra el cambio climático en toda la UE que la Identidad Digital se impondrá en un futuro no muy lejano. Su relativo escaso coste de implementación contrasta con el elevado ahorro que ocasionaría en procesos y flujos de trabajo en la administración pública, recorte masivo de envíos de cartas en papel, ahorros presupuestarios, incremento de productividad y efectividad del personal en las todas las administraciones públicas de la UE. 

Pero no se preocupen por CORREOS y otros operadores similares: erradicar el tráfico masivo de cartas certificadas quedará compensado con creces con el negocio del envío de paquetes procedentes de las compras en plataformas de comercio electrónico. 



Nunca antes tuvimos la oportunidad de ganar la partida en la UE a la digitalización de la economía. Y en especial de dar un empujón a la administración pública electrónica y unificar criterios asimismo en la firma electrónica, la factura digital, el intercambio electrónico de documentos intra-europeos, la traducción automática, etc. Para entonces, habremos dado un paso de gigantes para acercarnos a la Democracia digital (eDemocracy),  algún día amparada ésta por una futura Constitución Digital Europea. 

lunes, 29 de octubre de 2018

HACIA UN NUEVO ORDEN MUNDIAL DIGITAL

La 4ª Revolución Industrial con la irrupción de la IA (Inteligencia Artificial) traerá consigo un Nuevo Orden Mundial Digital. 

Las tecnologías digitales se utilizan en todos los ámbitos; cambian la economía, el trabajo, la sociedad y también el Estado.
La digitalización debe entenderse como un todo: Se necesita una estrategia global, conocimientos técnicos y decisiones holísticas.
Una autoridad/agencia independiente como parte de los gobiernos europeos, que agrupe todos los asuntos relacionados con la transformación digital, debe colocar los asuntos digitales en la mesa del ejecutivo comunitario y de todos los comisarios europeos.



Esta Agencia se asociaría con el Gobierno, los ministerios, las comisiones parlamentarias, asesoraría a las autoridades y administraciones públicas y coordinaría una red de expertos.
Sin embargo, especialmente en lo que se refiere a la digitalización, se necesitan expertos que no sólo viajen en el circo político, sino que también conozcan bien la economía, los retos de las empresas, los deseos de los ciudadanos y, sobre todo, las posibilidades tecnológicas.En otras palabras, una institución que no tiene proximidad organizacional directa con las operaciones políticas, sino que trabaje independientemente de ellas, pero con autoridad para emitir directivas a todos los ministerios/comisarías. Una especie de Alto Comisionado para la Digitalización de Europa recogido en la obra El Idioma Digital.
La transformación digital debería ser declarada prioridad absoluta de la UE y de todas las instituciones comunitarias.
  • Las consecuencias de la 4ª revolución industrial serán tan profundas que afectarán de forma holística a todos los órdenes de la vida: social, política, económica, cultural, educativa y hasta afectiva. Ese nuevo Orden Mundial Digital puede dirimirse en una nueva Convención de Ginebra digital -como pregona el autor del ensayo-  o bien en una futura Constitución Digital Europea como sugieren otros autores.

    En todos ellos, Europa, el mundo y los ciudadanos tenemos el reto de configurar ese nuevo orden mundial a partir de la evolución lógica hacia la Democracia digital (eDemocracy). Europa no puede negarse porque aunque no quiera le afectará mucho y su futuro como sociedad, continente, dependerá del liderazgo o no que ejerza. La aldea global de MacLuhan es hoy más digital que nunca. 

    Fuente: http://www.portalalemania.com/Neue-Weltordnung/2018/10/24/digitalisierung-und-die-neue-weltordnung.html

jueves, 6 de septiembre de 2018

EL HOLOCAUSTO ECOLOGICO URGE CALCULAR EL PIBe

En palabras del ex presidente de Uruguay, José Mújica, el mundo hace años que vive un “holocausto ecológico”. Como todos los genocidios, durante tiempo parecen pasar inadvertidos por la opinión pública mundial, negándonos a aceptar tan atroz catástrofe. Y si este holocausto es ecológico y llevamos decenios padeciéndolo con los efectos sobre el cambio climático que aún hay quienes niegan aceptar, aún peor.



No es mi intención describir las causas y múltiples efectos de los devastadores impactos del cambo climático en los cinco continentes y en el conjunto del planeta azul sobre la totalidad de las especies vivas, incluidas el ser humano. Pero sí al menos animar a las principales actores (autoridades, medios, economistas, organismo internacionales, opinión pública, empresarios y/o gestores de la cosa pública) a al menos revisar algunas de nuestras pautas de actuación. El hecho que haya funcionado “bien”, no significa que tenga impacto nulo sobre el patrimonio natural.

Me estoy refiriendo a la idea de alterar el cálculo clásico de medición de la Renta nacional y/o prosperidad de las naciones por medio de un nuevo valor denominado PIBe (producto interior bruto ecológico). Se trataría a partir de él de concienciar de una forma tangible y palpable de los daños al planeta del continuado holocausto ecológico y de todos los ecocidios. Cuando hoy nos referimos a los daños ocasionados lo hacemos desde un plano dialéctico sin cuantificación alguna.

Vivimos en el único planeta con vida y no podemos permitirnos por más tiempo seguir destruyéndolo poniendo en peligro la continuidad no sólo de futuras generaciones sino de la misma especie humana.

El holocausto ecológico está destruyendo cada vez menos lentamente toda clase de  vida (flora, fauna y hasta humana). Ninguna especie viva está a salvo, dado que el grado de carbonización en la atmósfera es tan exagerado que nuestra propia salud pública y continuidad en La Tierra corren serios peligros sin no tomamos medidas de carácter urgente.

Todas las medidas cuentan y son válidas. Aquí se sugiere una nueva: obligarnos a abrir los ojos a través del PIBe para incluir el coste financiero de asumir el stock ambiental (conjunto de recursos naturales, bioesfera), tanto consumido como dañado sin reponer, que obviamos en toda actividad económica humana con impacto mbiental.

Y es que todas las actividades económicas, sin excepción, tienen su impacto ambiental, y pese a ello, estas externalidades quedan hoy por hoy sin valorar en las estadísticas nacionales, así como peor aún, sin reponer por su del alto coste,  procrastinando las acciones correctivas por parte de la mayoría de los estados del planeta.

Aunque actualmente puedan existir ciertas resistencias políticas, cada vez proliferan más organismos internacionales y foros de opinión como la Comisión Europea, el Banco Mundial, las Naciones Unidas o el Club de Roma entre otros, que ya se han pronunciado a favor de “recomendar” un nuevo sistema de cálculo que contabilice el patrimonio natural de los estados así como su reposición para nivelar el saldo negativo.

El cálculo de la renta nacional de un Estado es incompleto. Al menos así lo expone el autor del libro EL PIBe (Ed.Bubok). Su autor lo explica afirmando que las estadísticas internacionales sobre el crecimiento económico de los  países del planeta no recoge el valor contable (el apunte) del impacto ambiental que comporta en el conjunto del territorio. 

La economía no se puede separar del medio-ambiente, como hemos estado haciendo desde tiempos inmemorables. Si todas las actividades del hombre tienen impacto en la naturaleza y por ende, en la Salud y calidad de vida, ya es hora de contabilizarlo económicamente. 

Sólo así parece que se convertirá en un ratio visible para el conjunto de los ciudadanos que permitirá visualizar la gravedad de maltratar el medio ambiente y de responsabilizar a los autores del Holocausto ecológico.

El PIBe –en contra de lo viene que haciendo las estadísticas oficiales actuales-  debería recoger el valor de la producción de los todos los productos y servicios generados en un territorio así como el coste del impacto en la naturaleza, con  sus costes de reposición, reparación o/y saneamiento que tarde o temprano tendremos que acometer. 



Piénsese en el ejemplo gráfico de echar la basura doméstica en la parte trasera de una vivienda. Por mucho que no se vea a simple vista por la puerta de entrada, llegará un día que inunde las cuatro paredes de la vivienda y el coste de limpieza (reparación) sea aún mayor.

De acuerdo con el autor de EL PIBe, para su cálculo cuenta con el amparo, tanto en España como en otros muchos países del mundo, de todo un ordenamiento jurídico, normativas propias, directivas de la UE e incluso convenios internacionales también firmados (entre ellos España), que darían cobertura legal para incluirlo en las estadísticas de renta nacional. La mayoría de las legislaciones internacionales recoge que todos los ciudadanos tienen derecho a conocer cualquier información ambiental de su entorno, entre ellas el patrimonio natural dañado y/o consumido cuya reposición nunca se computa de forma global en las estadísticas nacionales. 

    Exigir por tanto el cálculo del PIBe estaría amparado por el derecho  
    internacional. La realidad hoy en día es bien otra por el desinterés de los actores 
    sociales más relevantes.

    Más info en y texto completo en: 
     https://es.scribd.com/document/387966245/Holocausto-Ecologico-Urge-Calcular-El-PIBe

miércoles, 20 de junio de 2018

DE LA OBSOLESCENCIA LABORAL PROGRAMADA A LA VIDA DE 100 AÑOS

--La mayor longevidad traerá cambios profundos que afectarán el trabajo, el ocio y la cuarta edad en la economía digital y circular.

La mayor longevidad y esperanza de vida están provocando un cambio de paradigmas. Traerán profundas alteraciones sociales y económicas, que no harán sino acentuarse con la 4ª revolución industrial en marcha, la robotización e inteligencia artificial en la economía digital y circular. Sin embargo pocos agentes sociales lo advierten. Estamos pasando de la actual “obsolescencia laboral programada” a una vida de múltiples etapas de más de 100 años.

La obsolescencia laboral programada se refleja en el hecho comúnmente adquirido de soltar lastre a partir de una determinada edad porque supuestamente la sociedad y las empresas desean dejar paso a una fuerza laboral más joven. El enorme daño que produce la pérdida de talento para la economía renunciando a trabajadores mayores de 45/50 años –en contra de su voluntad en muchos casos (salvo excepciones)--, no se compensa con una clase pujante de menos edad en unos tiempos en los que además se imponen las máquinas inteligentes y los robots.   

De la vida en tres etapas que hemos conocido hasta ahora desde el siglo XX (niñez/adolescencia de 0-15 años, la edad productiva 16-45 años y la madurez o jubilación, es decir entre los 46-85 años) y difícil de soportar financieramente a largo plazo, pasaremos a la vida de múltiples etapas con una cuarta edad que rayará una longevidad de los 100 años y que nos forzará a buscar su sostenibilidad.

Pero pese a todo, los agentes sociales siguen obcecados en ver las ramas, pero no los árboles ni el bosque. El aumento de la longevidad alterará nuestra  zona de confort que hemos disfrutado desde el siglo XX.

Ni la clase política, ni los gobiernos, empresas, gestores de recursos humanos e incluso los gurús del management se atreven hoy por hoy a admitir el próximo sorpasso por la vida de múltiples etapas e idear cómo mantener el sistema sin alterar la paz social. 

Segar el trabajo activo a los mayores de 50 años por razones estéticas a pesar del aumento de la esperanza de vida en la UE sin fuentes de ingresos alternativos, hará más endeble y vulnerable el estado de bienestar actual (o economía social de mercado según otros) para asegurar el futuro de la sociedad occidental.






¿Tendremos suficiente capacidad de adaptación y masa financiera muscular para soportar una era en la que convivan nuevas etapas de transición en educación, trabajo, ocio, el retiro activo y la cuarta edad? Los periodos de cotización a la Seguridad Social serán cruciales a diferencia del modelo actual para garantizar los ingresos públicos que el Estado precisará para costear los efectos de una mayor esperanza de vida, nuevas enfermedades seniles y muy probable el aumento de casos de dependencia.

Ya apuntábamos en el 2011 en otro paper que precisamente por la evolución de la pirámide vegetativa invertida en España nos urge debatir un nuevo seguro social obligatorio que a partes iguales sufrague los casos de dependencia del futuro como practican desde hace más de 20 años otros países europeos, sin cargar a las arcas de las pensiones públicas y de los consistorios tan elevado coste.

La resistencia al cambio no puede hacer inmune tampoco toda una batería de conquistas sociales vigentes desde el siglo XX a raíz de  la I Revolución Industrial, como son: la semana laboral en torno a las 40 horas semanales, el seguro del desempleo, el pago de baja por enfermedad, por incapacidad y maternidad, así como las pensiones, así como las inversiones  en educación y salud públicas.

La realidad es que el envejecimiento de la población se intensifica, y con cada década que transcurre, como apuntan ciertos autores, nuestra esperanza de vida aumenta unos 2 años (situando ese listón en cerca de los 100 años pronto en algunas sociedades avanzadas), haciéndonos preguntar si los esquemas del siglo pasado tendrán cabida, en plena era digital y circular, en la futura vida de múltiples etapas a la que nos abocamos.

Más info en:

martes, 13 de marzo de 2018

EL ESPAÑOL TRIUNFA EN LA INDUSTRIA AUTOMOVILISTICA MUNDIAL

El español está de moda. Una industria que presume de modelos en Español es la automovilística, que durante muchos años recurre a nombres en la lengua de Cervantes para bautizar a sus flamantes modelos y animar así las ventas. Algunos con más éxitos que otros. Más de un centenar de modelos con nombres y denominaciones en español hemos detectado entre todas las marcas automovilísticas del mundo a lo largo de la historia. Y tal vez no estén todas. Vean aquí  la relación :



1.-  Seat INCA, IBIZA, AROSA, RONDA, LEON, TOLEDO, MALAGA,
      RONDA, CORDOBA, MARBELLA, ALHAMBRA, ALTEA, TARRACO,
      FORMULA, BOLERO, SALSA, RITMO, TRIBU, TANGO, CONCEPTO,
      BOCANEGRA

2.-  Fiat PUNTO, PANDA, BRAVO, DELTA, REGATA, PREMIO, TIPO, LINEA, DUNA,
      BOLERO, BOCANEGRA, FORMULA, INCA, PANDA RITMO, SALSA, TANGO,
      TRIBU, UNO, REGATA, TALENTO

3.-  Lamborghini HURACAN, GALLARDO, CENTENARIO, MIURA, ISLERO,
      MURCIELAGO, BRAVO, ESPADA, JARAMA, REVENTON, VENENO

4.-  Nissan MOCO, PULSAR, MICRA, PRIMERA, SERENA, SILVIA, PLATINA,
      ARMADA, MAXIMA, VERSA, URGE

5.-  Renault FUEGO, LAGUNA, PICASSO, TALISMAN

6.-  Maserati GRAN TURISMO, LEVANTE, GRAN CABRIO, TROFEO

7.-  Kia BORREGO, RIO, OPTIMA, VENGA

8.-  Ford FIESTA, CORRIDA, FUSION, GRANADA, FESTIVA, VEGA, SIERRA, PUMA,
      POPULAR, PINTO, ORION, LASER, VICTORIA

9.-  Hyundai SANTA FE, GENESIS, SONATA, NEXO, TIBURON, VERACRUZ

10- Mitsubishi PAJERO, MONTERO, CARISMA, NATIVA

11- Opel CASCADA, INSIGNIA, CABRIO, ARENA, MANTA, KAPITAN, FRONTERA,
      OMEGA

12- Tata VISTA, ARIA, SAFARI

13- Austin VICTORIA, TOLEDO, VOLANTE, MAESTRO

14- Citroën CACTUS, SAXO, SAHARA, EVASION

15- Chevrolet PRISMA, COLORADO, EPICA, ASTRO, OMEGA, SUPREMA, ULTRA,
      TORNADO, MONTANA

16- Ferrari CALIFORNIA, DIABLO

17- Volkswagen POLO, CALIFORNIA, SANTANA, TIPO, SAFARI, LAVIDA,
       HORMIGA

18- Lancia DELTA, MUSA, ZETA, PRISMA

19- Toyota VERSO, CARINA, AVANZA, INNOVA, PASEO, PRADO

20- SSangyong TIVOLI

21- Skoda OCTAVIA

22- Porsche CARRERA

23- Lotus EXIGE

24- Tramontana TRAMONTANA

25- Honda CHOCHITO

26- Mazda LAPUTA

27- Suzuki ALTO, ESCUDO

28- Mercury CALIENTE

29- Abarth TRIBUTO

30- Range Rover VELAR

31- Iveco VISION

32- Daewoo TOSCA

33- Mii MANGO

34- Chrysler PACIFICA, VOLANTE, VISION, NEON

35- Morris MARINA

36- Buick TERRAZA, CASCADA, VERANO

37- Cadillac CIMARRON, CIEN, ELDORADO, SEVILLA,

38- Caio VITORIA

39- Isuzu RODEO, HOMBRE

40- Daihatsu MATERIA

41- DeTomaso PANTERA

42- Dogde DURANGO, MIRADA

43- Fsm SIRENA

44- Hispano Suiza ALFONSO XIII

45- Holden EPICA, VIVA

46- Iso GRIFO

47- Jensen INTERCEPTOR

48- Lincoln FUSION, CONTINENTAL

49- Matra RANCHO

50- Mg METRO

51- Oldsmobile ALERO, AURORA, VISTA

52- Pegaso BACALAO

53- Perodua VIVA, NAUTICA

54- Plymouth BARRACUDA

55- Talbot SAMBA

56- Tata INDICA, NANO

57- Triumph TOLEDO

58- Zastava KORAL, FLORIDA, EUROZETA




















viernes, 26 de enero de 2018

IGNORAR LA POLITICA EXTERIOR DESTRUYE EMPLEO

Descuidar la política exterior es descuidar la creación de empleo. Y eso es lo que está pasando en España. Pero no sólo con el actual gobierno de Mariano Rajoy (PP), sino también anteriormente con Aznar (a excepción del segundo mandato) y en especial con Zapatero (PSOE). Pese al superávit comercial y la gran labor exportadora de las empresas españolas en los últimos años como antídoto eficaz para compensar la caída de la demanda interna y combatir la crisis, el poder político de prácticamente todos los colores tampoco apuesta por abandonar  la vía del  provincianismo en política exterior.







Desde prácticamente todas las elecciones generales -con excepción de las europeas- casi ninguna formación política española ha definido en su programa electoral el rol de   España en el exterior, salvo la única excepción de contribuir a la construcción de la UE. Durante todo ese tiempo, ni en campaña ni en los programas electorales ni en el día a  día, hemos visto que nuestros líderes políticos -a diferencia de otros vecinos próximos- tuvieran una idea muy clara del papel que ha de asumir España en el escenario internacional, más allá de la UE. Parte de culpa también hay que achacar al cuarto poder, porque la prensa también ha obviado por las mismas razones los debates de cuestiones internacionales y se ha contagiado de cuestiones domésticas. Existen numerosos programas de debate político en los medios donde nunca o casi nunca se ha profundizado la política exterior de España y el papel en el mundo global que debería desempeñar con propuestas para llevar a sus socios en otras capitales.

Sobre el papel reiteramos el mantra del rol destacado de España en Hispanoamérica y en el mundo árabe. En la práctica,  salvo aquella Cumbre de la Paz para Oriente Medio celebrada en Madrid  en 1991 a iniciativa del gabinete de Felipe González (PSOE), no recuerdo otras similares en política internacional. Y España se debe mucho a los mercados exteriores y a la capacidad exportadora de nuestro tejido empresarial.  Si no fuera por ello, tal vez las cifras del desempleo no se habrían recortado como lo viene haciendo desde la crisis del 2008.

Sin embargo, parece que nos cohibe tomar protagonismo incluso en el seno de la UE con iniciativas de política exterior. Es más, existe la impresión generalizada que cuando se celebran cumbres de líderes mundiales, solemos colarnos de "chiripa". Inclusive en otras citas internacionales de proyección global como Davos, solemos ser reacios a que nos represente, intervenga y protagonice un jefe de gobierno español con alguna iniciativa de calado internacional. Suele aludirse al eufemismo de "problemas de agenda". Más bien creo que arrastramos un complejo de inferioridad por tener unos líderes que no hablan idiomas en unos casos, o porque producto del mismo complejo en otros nunca es una prioridad, como tampoco lo es en la lucha contra el cambio climático o la digitalización de la economía. Preferimos adoptar la postura de los legendarios líderes en vez de hacer nuestra propia propuesta.

Delegar en nuestros embajadores y/o "sherpas" del gobierno con buen nivel de inglés, no debe ser tampoco una excusa. Rajoy ha anunciado hace unos días que el Español será en adelante en un "proyecto de Estado". Ya era hora. En especial cuando hay tantas empresas de diversos ramos que comercian con el Español. Sin embargo echo de menos un sector multipolar que esté considerada como  una  "industria del español". El español y todo el negocio afín bien se merecen una industria propia, ya que es tal vez el primer artículo de exportación de la Marca España. Algunos estudios sitúan el valor económico del español en el 16% del PIB nacional. Sin embargo, englobar la facturación de todas las empresas afines a la "industria del español" dentro y fuera de España, bien podría alcanzar un valor muy superior.

Pues a pesar de declarar sorpresivamente que el Español forma parte ya de la Agenda del estado, España se resiste a ganar protagonismo en plazas internacionales, por falta de idiomas y/o exceso de complejos. El actual jefe de gobierno podría hacerlo en  español, pero tampoco lo hace. Como tampoco se vislumbra que tras el brexit, el español vaya a jugar un rol más destacado como uno de los idiomas prioritarios en las instituciones comunitarias (tras el francés, inglés y el alemán). Al contrario, nos han postergado a la segunda división  en la Oficina Europea de Patentes.

Pues bien, con o sin español, la política exterior abre y acerca mercados,  consumidores, posibilita inversiones, captación de pedidos y sobre todo creación de empleo cualificado con la consiguiente repercusión positiva en el PIB. Sin embargo, ni la clase política actual destaca por ello ni parece que vaya  cambiar el chip para vender Marca España y sobre todo defender unos intereses muy definidos en algunas de los frentes internacionales. El cuerpo diplomático tampoco parece que se haya puesto al día. Otras cancillerías aprovechan su personal diplomático para realizar "diplomacia comercial" y captar nuevos mercados para sus empresas nacionales. Aquí aún atiborramos las legaciones diplomáticas con fieles funcionarios de carrera (salvo alguna plaza con carnet político,   como recompensa por los servicios cumplidos). De ahí a posicionar el CD como una estructura de Estado para mejorar la competitividad de España en mercados externos, media una gran brecha. No son pocos los empresarios que se quejan de la falta sensibilidad y de apoyo institucional por parte de nuestras legaciones diplomáticas. 




En un entorno cada vez más global y digital, nuestro Cuerpo Diplomático, como el gobierno y los partidos políticos deberían hacer un esfuerzo y no dejar que nuestro protagonismo en materia exterior sea desplazado  por las naciones emergidas y emergentes. Nos hace falta una estrategia: global, por regiones, por intereses, por zonas de influencias. Y venderla. Y si no lo podemos hacer en inglés, hagásmolo en Español. Al fin y al cabo, el hecho de que la comunidad hispana en los EEUU sea la más numerosa e influyente (sus casi 60 millones de hispano-parlantes actuales les ha convertido en el segundo país del mundo más numeroso de habla hispana), bien debería merecerse una especial atención de las autoridades en Madrid. La realidad actual es que desde la pérdida de las últimas colonias en ultramar en 1898, España ha perdido brillo en los pasillos internacionales.

Una última recomendación para solventar el "complejo de enano en política exterior": profesionalizar a nuestra clase política con idiomas y cierta experiencia internacional. Tiene que ser un  referente también para el resto de los sectores sociales. Hasta que no acabemos con el complejo, no nos atreveremos me temo a tomar iniciativas en política exterior como hacen nuestros vecinos aventajados, muchos de ellos en un idioma mucho menos universal que el Español.