jueves, 22 de mayo de 2014

¿ES SOSTENIBLE EL TURISMO MASIFICADO EN ESPAÑA ?

El turismo es una de las industrias más potentes de la economía española: los 60 millones largos en el 2013, convierten a España en el tercer destino receptivo del mundo. El turismo representa más del 12% del PIB español y da empleo a millones de empleos, tanto directos como indirectos (Ver Turismo en cifras). Sin embargo, aunque sea una fuente generadora de divisas, ingresos y riqueza, algunos se plantean si estamos superando el nivel de sostenibilidad debido a la masificación de ciudades y puntos en  Madrid, Barcelona, Canarias, Baleares, Málaga, Sevilla, etc.

En una ciudad como Barcelona, convertida ya en quinto destino mundial para el turista extranjero, cada año llegan más de 7,5 millones de turistas por tierra, mar y aire. Cada vez más afloran voces críticas que exigen al Gobierno de la Generalitat y de la ciudad de la ciudad condal, repensar Barcelona como destino turístico. ¿Está realmente preparada Barcelona -como el resto de destinos turísticos españoles- para acoger tal masificación de visitantes extranjeros todos los años? ¿Es sostenible la masificación del centro, de las rutas y puntos históricos de atracción desplazando a los lugareños? Ciudades como Barcelona, ¿están diseñadas para "convivir" con tanto turista? ¿Es sostenible la difícil convivencia entre los extranjeros (visitantes de paso) y los vecinos del lugar? ¿Es sostenible el #colapso al que parece conducirnos tal tendencia creciente de visitantes?   ¿La convivencia entre los turistas y los lugareños ha superado los niveles de tolerancia? Lo peor de todo es que, siguiendo con el caso de Barcelona, sus autoridades no parece contar con un plan  estratégico de futuro para mantener el "monocultivo" del turismo, que por otro lado está degradando  los servicios, infraestructuras, hasta el entorno y el patrimonio (humano y arquitectónico).



El  turismo insostenible, en ciudades como Barcelona, es causante de otras muchas dolencias medio-ambientales, como exceso de contaminación del aire, del agua y otros recursos naturales. La sobre-explotación del patrimonio natural sin su reposición también está generando un peligro para la sostenbilidad de la vida en las grandes urbes, el bienestar general y, lo que es más importante, la salud de las personas. 
Barcelona es una de las ciudades más contaminadas de Europa con cerca de 20.000 muertes anuales directas a causa de las enfermedades derivadas de la exposición de CO2 a la atmósfera.
El impacto como consecuencia de la destrucción del suelo, agua, espacios, aire y excesivo consumo de energía y masiva generación de residuos, contaminación y destrucción del entorno (huella ecológica), nos debe plantear si realmente alentar tanta masificación de turistas sin contra-medidas y contra-prestaciones es sostenible a largo plazo. Si tuviéramos que medir económicamente los daños producidos del turismo masificado (incluyendo las externalidades y el impacto sobre el patrimonio natural), tal vez nos llevaríamos las manos a la cabeza.

Me temo que todas estas cuestiones y estudios que avalen las decisiones no tienen una fácil respuesta. Pero sí es cierto que tanto el sector, los profesionales del ramo, los expertos en estudios, como las autoridades y las comunidades de vecinos, deben replantearse su futuro para dar con ese equilibrio que en el fondo todos aspiramos. El debate queda abierto.