Occidente cede poder ante Oriente. La brújula se ha desplazado del otrora Norte-Sur al Este-Oeste.
La crisis sistémica de la democracia representativa y de la economía de mercado, nos deja sin alternativa de sistema, contemplando en su lugar el advenimiento del madarinato chino meritocrático.
Para los autores Nicolas Berggruen y Nathan Gardels de esta reciente obra "Gobernanza inteligente para el siglo XXI": la democracia consumista occidental está tan tan politizada que ha sido un fracaso, porque siempre ha buscado su gratificación a corto plazo en vez del mérito a largo plazo (para la siguiente generación). Por eso, parece imponerse una nueva gobernanza en la que interactúe la meritocracia y los publics* para una gran unidad frente a los movimientos políticos y el cortoplacismo contemporáneos.
En Occidente caminamos hacia sociedades mega-urbanas, donde los Estado-nación se vuelven demasiado grandes para ser gobernados (600 ciudades del mundo generan actualmente el 60% del PIB mundial).
Los 3 principios de la gobernanza inteligente radican en: transferir competencias, fomentar la participación ciudadana y dividir la toma de decisiones. Un reto del que pocos parecemos estar dispuestos a perseguir por el bien común.
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*Publics: son pequeños grupos que prestan atención especial a cuestiones muy concretas, con muy bien información y posiciones muy definidas (NdT)