Quien más, quien menos… cuenta con una cuenta de correo electrónico, una cuenta en redes sociales. Imaginar que podamos unificar esa misma cuenta general de usuario para interactuar con la administración pública podría dar un empujón considerable a la digitalización de la economía.
Se podría pensar que cualquier usuario mayor de edad, con DNI, email y presencia en Internet podría acceder automáticamente a una cuenta de Identidad Digital (eID) homologada por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre y/o por las entidades emisoras del clásico Documento Nacional de Identidad en el caso de España o de sus homólogos en los estados de Europa.
La identidad digital, similar a un DNI digital (eDNI) permitiría entre sus ventajas, conectarse con cualquier organismo público (entidad bancaria y/o plataforma de comercio electrónico entre otros), obviando los tediosos pasos de identificación y autentificación de identidad que el usuario ha de realizar obligatoriamente ante la Administración, y que en numerosos casos en pro de ciertas garantías de seguridad conllevan a la más absoluta frustración por incompatibilidad de sistemas operativos, navegadores, falta de plugins y drivers, fallos del sistema, actualizaciones, obras de mantenimiento en la web oficial, cambio de terminales en el hogar, etc.
La identidad digital europea de todo usuario digital (eID) permitiría de forma particular poder descargar en su propia bandeja de entrada cualquier comunicación, notificación, resolución judicial y/o aviso de la Administración que muchas veces vía CORREOS, BuroFax, mensajeros privados, etc nos llega casa o no. No sólo las multas de Tráfico, sino también los avisos de Hacienda, Juzgados, Catastro, organismos oficiales, citaciones judiciales, expedientes médicos, etc omitirían con este "sencillo" paso en la era digital los vastos capítulos presupuestarios en recursos humanos, técnicos y financieros dedicados para que muchas veces esas comunicaciones lleguen en papel fuera de plazo, se devuelva a origen o simplemente se pierdan por alguna negligencia ajena a nuestra voluntad.
El usuario digital con su cuenta de Identidad Digital (eID) recibiría una alerta (al móvil, PC, tablet, mail, etc que así pre-determine) avisando de la llegada al buzón electrónico del contenido de por ej.: una carta certificada, pudiendo descargarla en el momento prescindiendo del papel sin necesidad de tener que acudir a la estafeta de Correos para su retirada en persona previa identificación. Algo parecido ya estamos experimentando desde hace unos años con los recibos de pago de entidades privadas de la luz, agua, gas, teléfono, extractos bancarios, citaciones médicas, etc
Esto no es ciencia ficción. Forma parte de una realidad de un mundo sin papel y de lucha contra el cambio climático en toda la UE que la Identidad Digital se impondrá en un futuro no muy lejano. Su relativo escaso coste de implementación contrasta con el elevado ahorro que ocasionaría en procesos y flujos de trabajo en la administración pública, recorte masivo de envíos de cartas en papel, ahorros presupuestarios, incremento de productividad y efectividad del personal en las todas las administraciones públicas de la UE.
Pero no se preocupen por CORREOS y otros operadores similares: erradicar el tráfico masivo de cartas certificadas quedará compensado con creces con el negocio del envío de paquetes procedentes de las compras en plataformas de comercio electrónico.
Nunca antes tuvimos la oportunidad de ganar la partida en la UE a la digitalización de la economía. Y en especial de dar un empujón a la administración pública electrónica y unificar criterios asimismo en la firma electrónica, la factura digital, el intercambio electrónico de documentos intra-europeos, la traducción automática, etc. Para entonces, habremos dado un paso de gigantes para acercarnos a la Democracia digital (eDemocracy), algún día amparada ésta por una futura Constitución Digital Europea.