jueves, 5 de diciembre de 2013

LA ECONOMIA CIVIL, SUSTITUIRA AL ESTADO DE BIENESTAR ?



La “soberanía del consumidor” ha saltado por los aires con el estallido de la crisis en 2007 a raiz del derrumbe de Lehman Brothers y su contagio a Europa. Con ella, nos ha puesto al descubierto: el derroche, la opulencia, la avaricia, el endeudamiento a tal extremo que ha abocado a la bancarrota o la quiebra técnica de no pocos estados y países.
La reacción inmediata, al menos en Europa, es que las instituciones públicas (nacionales, europeas, internacionales del FMI) salieran al rescate de unos, y que el Estado de bienestar amparase a los más débiles a  través del pago de prestaciones sociales. Como consecuencia, los pobres se han vuelto más pobres y los ricos más ricos, fagocitando a la otrora clase media. El Estado ha llegado a sus límites porque las arcas están vacías. Aunque los más rigurosos presumen de músculo financiero (como Alemania y Escandinavia), esta crisis  ha abierto el debate del estado del bienestar en una Europa de capitalismo renano (social-cristiano) que  va a volver calvinista a la mayoría de los países católicos.

No sabemos a dónde nos va a conducir, pero todo parece indicar que en adelante, tendremos que plantearnos los límites de las injerencias del Estado, si los presupuestos del futuro podrán seguir costeando las prestaciones sociales de los más débiles, las pensiones de los mayores, sufragar las cada vez mayores enfermedades seniles y dependientes, al tiempo que la natalidad alcanza mínimos (y por tanto de cotizantes), el envejecimiento avanza y la esperanza de vida bate récords.

Para algunos expertos, no sólo ha fracasado el capitalismo (como años atrás también lo hizo el comunismo con la caída del Muro de Berlín en 1989), sino también la fe católica. Por el contrario parece imponerse la austeridad propia de países de fe calvinista y luterana.  Para otros, la “economía civil” es un fenómeno que avanza como una mancha de aceite. En todos los casos, bien merece la pena extender este debate entre la opinión pública para saber qué podemos y debemos demandar a nuestros gobernantes.

La UE austera y luterana, a la cabeza de la calvinista Merkel, choca con el despropósito y despilfarro de los países sureños (católicos).
Los principios morales también han afectado a la economía y a la gestión de la  “cosa pública”. El capitalismo especulativo y fracasado igual tiene que dejar paso a una economía civil. Y si no, a algo nuevo, fruto de la reflexión, que conjugue las libertades más elementales en una democracia con el amparo de los que están en riesgo de caer en exclusión social. ¿El Estado podrá con todo?  ¿El capitalismo y la economía social de mercado, imperante hasta ahora en la vieja Europa, será capaz de cambiar de piel? ¿O de reinventarse para sostener tanto gasto público? ¿Alguien se atreve a dar respuestas serias sin el yugo electoralista?


El hombre, en el centro de la economía civil

El concepto de Economía Civil fue acuñado ya en el s. XVIII por el economista y teólogo italiano Antonio Genovesi. Hoy en día esta materia ya se imparte incluso en alguna universidad alpina defendiendo algunos principios económicos, como: la centralidad del hombre en la economía, el bien común, el principio de la reciprocidad, así como el papel cada vez más relevante en las sociedades post-industriales del tercer sector como sustituto del Estado. La institucionalización de la caridad, sin hacer la competencia al Estado, intenta llegar donde el otro no llega por falta de medios y recursos.

En unos momentos que todo se cuestiona, fruto de ese cambio de ciclo, el papel del Estado no es ajeno tampoco. Hasta la fecha, los mínimos del Estado (europeo) se resumen en los siguientes ítems:

-          Defensa de la paz y la concordia
-          Preservar los bienes públicos
-          Servicios mínimos en Educación, Sanidad, Seguridad, Justicia, así como Información Pública
-          Regulación mínima del mercado (mediante la legislación)
-          Ciertos monopolios (por ej, las fuerzas de seguridad)
-          Corregir información imperfecta
-          Externalidades: tanto positivas (como el conocimiento) como negativas (la contaminación)
-          Defender el medio-ambiente (preservar la noosfera)
-          Incentivar determinadas conductas (como  ciertos valores, el ahorro, etc)
-          La defensa de las “minorías”
-          Preservar la especie y evolución demográfica
-          Fomentar la iniciativa privada

-          Proteger la paz social.

Un reto nada fácil pero a la vez apasionante para gurús, visionarios, pitonisos, estadistas y humanistas. Hagan apuestas !!


"La solución a la injerencia del Estado en beneficio del mercado necesita de un despegue de las formas de organización económica que configuran una moderna economía civil ":  Stefano Zamagni