Con
el avance de las nuevas tecnologías y su incidencia en todas las disciplinas
humanas y científicas, la humanidad camina hacia la II Revolución
Cognitiva en los próximos años en el planeta. Esta se va a caracterizar por
abrir horizontes ocultos: el descubrimiento de estados mentales desconocidos
y hasta incluso rozar la inmortalidad.
El Tecno-Humanismo en el que nos hemos
embarcado va a dar origen a una nueva religión: la Data-Religión que poco a poco irá sustituyendo las creencias del
pasado, a causa del masivo uso de algoritmos, el BigData, y la
investigación de los genes en la
bio-fármaco-genética y otros avances científicos de los campos en la
inteligencia artificial (IA) y los
cascos electrónicos.
Para
ciertos gurús, no será tampoco
nada iluso imaginar que la medicina pase del tratamiento de enfermedades
humanas clásicas a tratar focalmente
las fortalezas del paciente a
través del positivismo mental.
El
autor de "Homo Deus", Yuval
Noah Harari, un profesor de la Universidad de Oxford y Jerusalém, es uno de los
pocos pensadores que afirman que la humanidad camina hacia el Dataísmo, una teoría nueva que evaluará
y procesará la gran cantidad de datos
que generaremos si logramos conectar y cerrar el círculo entre todas las
disciplinas: desde la literatura y musicología pasando por la economía y la
biología.
Según
Harari, cualquier organismo,
bacteria, especie vegetal y animal, comunidad de vecinos o incluso modelo económico están
compuestos por un gran cúmulo de algoritmos. La clave está en interpretar sus datos, pero no en competencia entre sí
sino interrelacionándolos con el resto, permitiendo así que redunden en la toma de decisiones, en el
progreso de la humanidad y en hasta (casi) alcanzar la inmortalidad de la
especie humana. Otros como Steve Lohr, autor de "Data-ism", afirma que Silicon-Valley es el mejor ejemplo de incubadora de datos pues cuenta con un gran potencial para resolver los problemas emergentes del futuro.
Durante las próximas décadas asistiremos a nuevas revoluciones basadas en internet que condicionarán las nuevas políticas y el poder de voto de los electores. Las nuevas estructuras democráticas se crearán a partir de la imposibilidad actual de procesar tal cúmulo de datos relevantes (no sólo de la biología y la cibernética) y incapacidad de formarnos una opinión pertinente. Las consecuencias lógicas sobre las sociedades modernas y los modelos de convivencia en libertad no se harán esperar. La clase política, si no pone remedio a la situación, ahondará en el riesgo de limitarse a gestionar un país (sus presupuestos) en vez de liderar un proyecto de futuro (tal y como estamos asistiendo hoy en día en no pocos países occidentales de la UE, entre ellos España). La Democracia y la tecno-humanidad en general deberán asumir cuanto antes dicho reto. Está en riesgo la supervivencia de la humanidad como especie.